Estamos “armadillos” contra la lepra.

Hace unas semanas vi a través de Facebook un vídeo realizado para denunciar las condiciones deplorables en que mantienen a macacos que serán usados en experimentos (si quieres sufrir, míralo aquí). Si ese vídeo no te conmueve es que eres Robocop o algo así. Sin embargo, es oportuno saber que Igualdad Animal lo hizo y lo editó con ese objetivo, para removernos las fibras más internas, aprovecharse de nuestra vulnerabilidad sentimental y vendernos sus ideales de los derechos animales. Es su mercadeo.

Pero nuestro deber, el de absolutamente toda la comunidad científica, es darle un espaldarazo a la investigación animal. Para ello tenemos que informar oportuna, eficaz y verazmente el papel importantísimo que nos han brindado los animales de laboratorio. Este post pretende ser tan solo un abreboca.

El uso de animales de experimentación data del siglo XVII, cuando William Harvey experimentó con numerosos animales para demostrar la circulación sanguínea. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando el uso de animales en investigación comenzó a expandirse, en parte apoyado por el desarrollo de la anestesia. Para principios de 1900, la expansión de la ciencia médica conllevó a que el número de animales utilizados en los experimentos aumentara vertiginosamente. De hecho, en 1970 se alcanzó el pico en el número de animales utilizados y desde entonces el número comenzó a declinar rápidamente, y lo sigue haciendo.

Ilustración de una vivisección de William Harvey

Los animales han jugado un papel importantísimo en los avances médicos del siglo XX, incluyendo la insulina, la vacuna de la polio, la penicilina o la eliminación de la viruela, sólo por nombrar los ejemplos de mayor impacto. Los científicos que llevan a cabo investigación animal explican que ellos no pueden obtener resultados de otra manera. También puntualizan que el gran número de tratamientos médicos disponibles es gracias a la investigación animal. De hecho, casi todos los premios Nobel de Fisiología o Medicina han estado también relacionados con el uso de animales de investigación.

Es importante destacar que la investigación animal es una de las industrias más fuertemente reguladas del mundo. Suele estar enmarcada en leyes de bioética en casi todos los países y todas las facilidades suelen estar sujetas a inspecciones rigurosas. Por otra parte, la comunidad científica ha estado conduciendo la tendencia hacia mejoras en la calidad de vida de los animales, argumentando que mejores condiciones para ellos conduciría a mejores resultados científicos replicables.

Los oponentes a la experimentación en animales han estado marcando la agenda por mucho tiempo. Su método, usando mensajes emotivos y lemas pseudocientíficos, ha sido muy efectivo hasta nuestros días. Es por ello que la voz de los científicos que utilizan animales de investigación es invaluable. No para convencer a los activistas animalistas (ellos tienen su punto de vista moral y ético en este asunto y nunca serán convencidos de otra cosa), sino para informar al público en general de los grandes beneficios que trae la investigación animal. La experimentación con animales debe dejar de ser un tabú.

Hay decenas de ejemplos de modelos animales usados en experimentación. A mí, particularmente, uno de ellos me resulta fascinante: el armadillo (o cachicamo para los venezolanos)

El modelo animal para el estudio de la lepra: el armadillo.

La lepra ha sido una plaga para la población humana durante miles de años y ha roto la cabeza de los científicos desde la identificación de su agente causal, la bacteria Mycobacterium leprae, por Hansen en 1873. Fue la primera bacteria en ser identificada como causante de enfermedad en los seres humanos. Este microorganismo tiene la habilidad de invadir los nervios periféricos, en las zonas más frías del cuerpo (piel y mucosa respiratoria del tracto superior). Ello causa la deformidad y desfiguración típica de la lepra, conllevando al estigma social y a la reducción de la calidad asociada a la enfermedad. Sin embargo, estudios sugieren que solamente algunas personas son susceptibles a la infección por esta bacteria, pero se desconoce el por qué.

Mycobacterium leprae
Mycobacterium leprae

La principal dificultad de trabajar con la bacteria M. leprae es que no se puede cultivar. Además, la distribución asimétrica de las lesiones, así como limitaciones éticas y prácticas, hacen casi imposible obtener biopsias del tejido infectado.

Un modelo animal efectivo facilitaría enormemente el progreso en la investigación de la lepra, pero los animales de experimentación más comunes (ratas, conejos, cobayas, etc.) son naturalmente resistentes a la infección de M. leprae. Pero en 1971 hubo un punto de inflexión al descubrir que un animal de laboratorio exótico, el armadillo de nueve bandas (Dasypus novemcinctus), puede ser infectado con la bacteria de la lepra. Solamente se puede cultivar M. leprae en los armadillos y de esa forma obtener suficiente material para los estudios inmunológicos y biológicos de la bacteria. Este descubrimiento supuso un avance agigantado en las investigaciones de la enfermedad.

Armadillo. Ejemplo de las lesiones típicas de la lepra.
Armadillo. Ejemplo de las lesiones típicas de la lepra.

Pero no todo es color de rosa. Una vez inyectado el patógeno en la sangre del armadillo (cuya temperatura corporal entre 32 y 35º C resulta óptima para M. leprae), las lesiones empiezan a manifestarse entre 6 y 12 meses después (tarda 13 días en dividirse), mientras que los niveles de bacterias adecuados para cosecharlas se alcanzan entre 18 y 24 meses después de la inyección ¡Es un tiempo exagerado! Además, como los humanos, no todos los armadillos son susceptibles a ser infectados por M. leprae. Ha habido reportes de entre 10 y 50 % de animales resistentes.

Por otra parte, desde el punto de vista reproductor estos simpáticos animales son bien exquisitos. Primero, que en cautividad no suelen aparearse (aunque eso se compensa porque un tiempo de vida elevado, 12 años). Segundo, tienen una gestación diapáusica (los embriones no se implantan hasta 4 o 5 meses después de la fertilización). Y tercero, todos los nacimientos, TODOS, están compuestos por cuatrillizos genéticamente idénticos, una condición conocida como poliembrionía. Ello proporciona a los científicos una oportunidad única de reducir al mínimo las variables genéticas e inmunológicas en sus experimentos, utilizando a los cuatro hermanos.

Las armadillas paren a cuatro gemelos idénticos, clones entre sí.
Las armadillas paren a cuatro gemelos idénticos, clones entre sí.

En este punto me atrevo a hacer un inciso para mencionar al recientemente fallecido Dr. Jacinto Convit (11/09/1913 – 12/05/2014). Este médico venezolano consagró su vida al estudio de la lepra y la leishmaniasis, principalmente. Corría el año 1937 cuando quedó totalmente sensibilizado al visitar, a la temprana edad de 23 años, una leprosería en la costa central venezolana. Las condiciones infrahumanas en las que vivían aquellos enfermos y el escarnio social al que eran sometidos, le motivaron para quedarse ahí 12 años y contribuir al entendimiento de la enfermedad.

Su investigación fue fundamental para desarrollar en las décadas siguientes un tratamiento inmunológico que hiciera remitir la infección. El tratamiento consistía en estimular el sistema inmunológico para la producción de anticuerpos contra la lepra mediante la inyección de la BCG conjugada con bacilos de M. leprae.

Dr. Jacinto Convit, pionero en el estudio de la lepra.
Dr. Jacinto Convit, pionero en el estudio de la lepra.

En 1987 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica “por sus contribuciones al conocimiento de importantes enfermedades infecciosas y parasitarias, especialmente la inmunopatología de la lepra. Considerado una de las más importantes figuras mundiales en la lucha contra esta enfermedad, el doctor Convit ha desarrollado modelos de vacunación contra la misma”. En 2011 le fue otorgada la Insignia Oficial de la Orden de la Legión de Honor de Francia por motivos similares. Recomiendo que lean aquí esta entrevista que le hicieron. Sus palabras están cargadas de ética científica y  enseñanzas de vida. También pueden visitar aquí la web de la Fundación que lleva su nombre.

Para finalizar, merece la pena enfatizar que nuestra esperanza de vida, nuestra calidad de vida o la producción de alimentos de origen animal, se han hecho tan grandes gracias a la experimentación con animales. Le debemos mucho a esos compañeros, debemos estarle eternamente agradecidos (al igual que con las cianobacterias). De hecho, en el Instituto de Citología y Genética de la Academia de Ciencias de Rusia ¡hasta les han dedicado un monumento!

Un monumento a las ratas de laboratorio. Aquí una tejiendo una hebra de ADN.
Un monumento a las ratas de laboratorio. Aquí una tejiendo una hebra de ADN.

Estoy muy curioso en saber qué opinan mis lectores de la experimentación con animales ¿Comparten o retractan los argumentos que he expuesto? ¿Por qué?

Este post participa en la XXX Edición del Carnaval de Biología que acoge Activa tu Neurona.

carnaval

Para saber más:

http://www.animalresearch.info/es/

http://www.understandinganimalresearch.org.uk/

Adams, L. et al. (2012) Insights from animal models on the immunogenetics of leprosy – A review. Mem. Inst. Oswaldo Cruz. 107: 197-208.

Monot, M. et al. (2005) On the origin of leprosy. Science. 308: 1040-1042. (Jacinto Convit es coautor).

Sharma, R. et al. (2013) The armadillo: a model for the neuropathy of leprosy and potentially other neurodegenerative diseases. Disease models and Mechanism. 6: 19-24.

6 thoughts on “Estamos “armadillos” contra la lepra.

  1. Hablar de “ética” cuando se está experimentando sobre individuos que no han dado su consentimiento para tal cosa, suena poco menos que a chiste de mal gusto; irrisorio en grado sumo si no fuera por las graves consecuencias que se derivan de tal discriminatoria y egocéntrica mentalidad.

    1. Igor, ¿Cómo hubiésemos conseguido que las moscas de la fruta , o que las bacterias (Escherichia coli), o que el gusano Caenorhabditis elegans, o que la planta Arabidopsis thaliana nos hubieran dado su consentimiento para trabajar con ellos?

      Gracias a ellos conocemos lo que conocemos de: parkinson, Huntington, alzheimer, envejecimiento, estrés oxidativo, sistema inmunitario, diábetes, cáncer, abuso de drogas, obesidad, biología del desarrollo, fotosíntesis… y un millar de cosas más. Sin contar el desarrollo de medicinas.

      Las verdaderas consecuencias graves, sin resquicio de duda, vendrían de vetar su uso.

  2. Muy interesante! Creo que la experimentación con animales resulta imprescindible para la investigación en medicina. Enhorabuena por el artículo.

    1. Así es, Guillermo. Ha sido, es y será un pilar fundamental para la biomedicina. Por eso resulta trascendental divulgar los alcances de usar (con ética, por supuesto) estos colegas peludos (conchudos en este caso). Saludos!

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