Y no, no es broma.
El caso quiero que conozcan es el de un parasitismo extremo que sufren unas hormigas carpinteras de los bosques tropicales (Camponotus leonardi) por parte de un terrorífico hongo, Ophicordyceps unilateralis.
Recordemos que el parasitismo es una asociación simbiótica en la que un organismo (en este caso el hongo) amplía su capacidad de supervivencia utilizando a otra especie (la hormiga) para cubrir sus necesidades vitales (nutrición y/o reproducción). Pero en el caso que nos atañe, el hongo logra alterar y manipular el comportamiento de su víctima de una forma escalofriante, convirtiéndolas en verdaderos zombies.
Cuando las hormigas obreras están recolectando por el bosque, son infectadas por las esporas de este hongo que se encuentran en el suelo. Las esporas se adhieren a ellas y logran penetrar la cutícula. Los individuos infectados desarrollan un comportamiento errático que incluye salir de sus nidos o de sus senderos de alimentación. Las zombies se suben a los árboles y se cuelgan boca abajo en las hojas, mordiéndolas en la vena principal con sus potentes mandíbulas. Entonces mueren, quedando su cadáver ahí enganchado.
El hongo entonces se reproduce en el cuerpo de la hormiga, produciendo abundante micelio alrededor de su cuerpito infectado que contribuye a una mayor fijación a la hoja. Como si esto no pareciese verdaderamente dramático, entonces ocurre algo bizarro. Al cabo de dos semanas emerge desde su nuca un gran tallo. Desde esta estructura infernal salen nuevas esporas que caen al suelo, a la espera de nuevas víctimas inocentes para convertirlas en zombies, repitiendo el ciclo. Un hecho curioso es que, a diferencia de las esporas comunes que son transportadas por el viento, las esporas de este bichejo son pesadas y suelen caer en los senderos de las hormigas.
Algo fascinante en este ciclo es que, al parecer, el sitio donde mueren las hormigas no es azaroso. Han descubierto que el lecho de muerte de las zombies suele ubicarse a unos 25 cm desde el suelo y que estas se posicionan en una orientación determinada con respecto al sol al quedarse prendadas a la hoja con su mordida final. En esta posición parece que las condiciones de humedad y temperatura son óptimas para el desarrollo del hongo. Este parásito extremo, y de terror, logra modificar el comportamiento de las pobres hormiguitas para favorecer su reproducción y dispersión.
Por más excepcional que parezca este caso de parasitismo extremo, no es el único caso en la naturaleza. Por ejemplo, nematodos que causan que insectos se arrojen al agua y se ahoguen, pudiendo el parásito adulto reproducirse en el agua; otros que hacen que las abejas se entierren vivas; o que arañas construyan sus capullos aéreos para proteger el parasitoide en desarrollo; y también hay los que infectan otros artrópodos, peces y mamíferos, modificando su comportamiento de manera tal que los hacen más susceptibles a depredación, y por tanto el parásito podrá transmitirse tróficamente.
¿Seremos los humanos algún día víctimas de algún bicho así que nos vuelva zombies? No soy el único que se ha preguntado el escenario de un hipotético caso como este, de hecho los creadores de la película The Invasion recrearon una situación similar.
Aprovecho de declararme entusiasta de la ficción zombi humana (porque la de otros bichos ya hemos visto que no es ficción). Así que me voy para disfrutar de la segunda parte de la cuarta temporada de The Walking Dead, serie de la que estoy enganchado, cual hormigas zombies a sus hojas 😉
Si te ha gustado esta entrada, te invito a que me lo digas en los comentarios y/o a que la compartas en tus redes sociales. También a que leas una reseña de este fenómeno que hizo desde México mi amiga Bibliofílica (“Zombi: Del Mito a la realidad“), otra de las integrantes de nuestra RedLBC.
Esta entrada participa en la XXVIII Edición del Carnaval de Biología organizado por el blog Vida y Estrellas (Divulgación Científica) de @BioBallesteros. Anteriormente ya participé en un biocarnaval, si quieres ver esa entrada haz click aquí.
Para saber más: Mongkolsamrit S, Kobmoo N, Tasanathai K, Khonsanit A, Noisripoom W, Srikitikulchai P, Somnuk R, Luangsa-ard J, (2012) Life cycle, host range and temporal variation of Ophiocordyceps unilateralis/ Hirsutella formicarum on Formicine ants. Journal of Invertebrate Pathology 111: 217–224. Pontoppidan M-B, Himaman W, Hywel-Jones NL, Boomsma JJ, Hughes DP (2009) Graveyards on the Move: The Spatio-Temporal Distribution of Dead Ophiocordyceps-Infected Ants. PLoS ONE 4(3): e4835. Sandra Andersen and David Hughes (2012) Host specificity of parasite manipulation. Zombie ant death location in Thailand vs. Brazil. Communicative & Integrative Biology 5:2, 163–165.
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Muy de acuerdo, tienes toda la razón! XD
Es mentira los zombie
Los zombies no existen es una mentira
Hola Ricardo,
Desde luego que no existen, el título de este post es una paradoja. Saludos!
Muy bueno, no lo conocía, creía que era el de Dicrocoelium dendriticum
WOW ¡Y yo no conocía D. dendriticum! En este caso las hormigas son una suerte de hombre lobo, no? Verdaderamente espeluznante y fascinante!
Saludos y gracias por comentar!
En la película World War Z explican lo que has comentado sobre las hormigas en el como se hizo, gran artículo hermano un saludo
Buscaré ese material ipso facto. Con WWZ aluciné como no tienes idea! Un abrazo!
Gran entrada, ahora tendré cuidado con las palabras y por supuesto, con los Zombies.
Jaja, claro que sí, tenlo! Gracias!